domingo, 14 de junio de 2020

HERMANAS MENORES


Un cuento del Pais de Rujen


Muchas veces cuando Rescoldillo no podía dormir, Kurspolski, el enano de la fragua, crepitaba para él y le contaba historias antiguas de cuando el país de Rujen era joven y los hombres y los dioses pisaban la misma tierra.
Ocurrió un invierno especialmente frio que Rescoldillo estuvo muy enfermo por unas fiebres, y el sudor y la calentura lo postraban en el lecho y su madre, la mujer que tenía un deseo en el corazón, lo cuidó tan bien como pudo.
Y cuando su madre, vencida por el sueño, descansaba a su lado, su amigo Kurspolski vigilaba en torno suyo. Y Rescoldillo lo veía saltando en la llama del candil, y trayendo ascuas que dejaba sobre su pecho para calentarlo, pues por aquellos días el fuego no lo dañaba y había conocido pocos pesares del mundo.
Una noche Rescoldillo sintió un frío que no era el de la nieve ni la cellisca, ni el del agua clara del deshielo ni el del viento tormentoso, y los ojos se le vidriaron y la blancura vistió su piel. Y a su vista las sombras se alargaron y lo fueron cubriendo todo hasta que ya no quedó más que Kurspolski, pequeño contra la sombra, que agitaba los brazos y le gritaba algo que no podía oir. Y, como entre sueños, Rescoldillo vio que Kurspolski sacaba un pequeño cuchillito ígneo y corría del candil a la antorcha, de la antorcha a la vela, tajando y cortando las sombras que se acercaban a la cama. Y donde el enano acercaba su pequeño filo de llama, las sombras parecían retroceder con odio, pero no cejaban. Mas Kurspolski perseveró y acá y allá parecía saltar y bailar, y cuando ya se vio desesperado cantó una canción del fuego y el día, y llamó al padre sol, la llama del Cielo, y a los carbones negros y a la paja que arde rápida. Y pidió favores que pagar más adelante por amor de su amigo. Y así, erguido como una pequeña luz vacilante sobre el cabecero de la cama, Kurspolski mantuvo a la sombra lejos para que el niño pudiera ver un día más.

Una de las noches en las que Rescoldillo se quedaba despierto contemplando el cielo nocturno recordó aquellos extraños sueños y preguntó a Kurspolski, que se entretenía a su lado quemando unas cortezas de pino. Al principio, el enano llameante se mostró melindroso, arguyendo sus pocos años, porque la historia que quería oir hablaba de la Muerte, pero ante la insistencia de Rescoldillo esto fue lo que le contó:

-Todos seremos ceniza al final –comenzó- pero no todos tenemos por qué arder antes de nuestro tiempo. Escucha, te contaré una historia que mi padre el Fuego me contó a mi hace largos años:

Cuando la Negrura sacudió su vestido y creó el Pais de Rujen, una de las primeras cosas que nació fue el Fuego que todo lo destruye, pero aún antes que el Fuego estaba la Muerte. Y la Muerte visitaba a todos tarde o temprano a la hora que les estaba señalada, pero ocurrió que de tanto caminar por el mundo, la saya negra de la Muerte se fue deshilachando, y de esos hilos nacieron sus hermanas menores. Y una era la Muerte Injusta, y otra era la Muerte Dulce, y otra era la Muerte Quizás y así muchas hermanas que poblaron Rujen bajo la sombra de su hermana mayor, porque nadie puede oponerse a la Hermana Mayor, pero sí puede vencerse a las pequeñas, pues tienen un hilo sólo de poder y no son capaces de tejer la red entera.
Esto le ocurrió a una mujer que caminaba por un bosque, hace mucho, mucho tiempo y que escuchó, proveniente de un matorral una vocecilla que decía:

“Estoy enredado, enredado,
quien me desenrede
será recompensado”

Y siguiendo la voz encontró un pajarillo con el ala rota al que rondaba paciente una zorra negra. Y la mujer se apiadó del pajarillo y alejó con una piedra a la zorra y lo tomó y lo guardó en su morral y lo llevó a su casa. Y observó que la zorra la seguía con odio en la mirada. Y durante varios días rondó su cabaña mientras ella cuidaba al pájaro, hasta que el animal se recuperó y pudo volver a alzar el vuelo. Entonces oyó un gruñido fuera y al salir a ver de donde procedía el ruido vio a la zorra que se alejaba y juraría que hacia el final del lindero, donde el camino se volvía sombra, la zorra se irguió sobre dos patas y se alejó caminando.

Al día siguiente, cuando fue a un arroyo cercano a lavar su ropa, un martín pescador se posó delante de ella y, haciendo una reverencia, le contó que era el rey de los pájaros.

-Por tu gesto bondadoso siempre habrá amistad entre tus hijos y los mios –dijo- y, mira, los pájaros no pertenecemos por entero al Cielo ni a la Tierra, habitamos la Montaña-entre-el-Cielo-y-la-Tierra a la que no puede llegarse por caminos terrestres.
Como agradecimiento, si trenzáis un puente a nuestra montaña, donde la Hermanas Menores no tienen señorío, mis hijos lo sostendrán y podréis cruzar el abismo sin peligro. A cambio sólo os pedimos que tengáis siempre presto grano para los voladores infatigables, y que no dejéis que el tiempo roa las cuerdas y las aje.

Y cuando terminó de decir esto levantó el vuelo y la mujer no volvió a verlo.
Fue seguidamente a hablar con los jefes de los hombres y les contó lo que le había sucedido, y estos trenzaron un fantástico puente que cruzaba el cielo hecho de cuerdas nuevas. Y pájaros grandes y pequeños tomaron los cabos en sus picos y lo elevaron hasta que de las tierras de los hombres se pudo cruzar a la-Montaña-entre-el-Cielo-y-la-Tierra y escapar del designio de las Hermanas Menores cuando era preciso.

Pero pasó, como pasa a menudo entre los hombres, que su memoria se debilitó en la bonanza y comenzaron a trenzar menos cuerdas, y a poner menos grano para los hijos del Rey Pescador pues, decían, no necesitamos un puente tan grande: Son más útiles las cuerdas para hacer redes con las que pescar en abundancia, y tomar algo de grano para amasar más pan.
Pero nadie advirtió, y los que advirtieron no fueron escuchados, que las nuevas redes engordaban las salazones de los poderosos y el pan nuevo ensanchaba las barrigas de los que habían de gobernar al resto.

Así pasó un tiempo en el que el gran puente menguaba sin que aquello pareciera preocupar a nadie y muchos pájaros, hambrientos, soltaban las cuerdas y algunos que querían cruzar huyendo de sus pequeñas muertes, no podían, pues el puente ya no aguantaba su peso y morían antes de su hora.

Un día, la Peste, una de las hermanas menores, desató a su perro y lo dejó suelto por el mundo para su diversión y, mordidos por el perro, muchos murieron sin que su tiempo se hubiera agotado. Pero el perro tuvo cachorros que medraron y una gran mortandad asoló las tierras de Rujen.
Entonces los hombres recordaron el puente que llevaba a la Montaña-entre-el-Cielo-y-la-Tierra y la promesa de los pájaros de que allí estarían a salvo y corrieron en masa acuciados por una legión de perros negros.
Pero pronto comprobaron que el puente no los sostenía a todos, pues las cuerdas eran ahora débiles, y los pájaros que quedaban eran pocos y apenas suficientes.
Y aunque el halcón y el verdecillo, el alcotán y el albatros batieron sus alas hasta el límite de su fuerza muchos quedaron en tierra y la Peste los tomó en su seno.

Entonces los jefes de los hombres se mostraron airados y culparon a los pájaros por abandonarlos a su suerte, por no ser leales a su promesa, culparon a la Peste y al Rey Pescador, culparon a la lluvia por llover y al viento por soplar, culparon, en fin, a todo lo que existía en el Pais de Rujen que no fueran ellos.

Pero tenían las bocas y las barbas manchadas de migas de pan, y en sus barcas lucían redes nuevas llenas de peces y la gente lo vió y les inundó la ira pues muchos habían muerto sin necesidad.

Y así acudió la Hermana Mayor, alertada por el tumulto y los llantos y los ladridos y con una mano contuvo a sus hermanas. Y los que aún no habían cruzado pidieron tiempo, que es lo que siempre piden los hombres, y la Hermana Mayor preguntó: “¿Cuánto?”

Y los hombres respondieron que lo suficiente para volver a llenar de semillas los graneros y volver a trenzar las cuerdas y las promesas. Y la Muerte pensó que era justo pero pidió a cambio almas para sus hijas. Y la gente le ofreció las almas de los que habían actuado con codicia y la Muerte sonrió complacida porque no es un ama injusta.

Así, llamó a la más pequeña y la más cruel de sus hijas, la Muerte en Vida, y le ofreció en una bandeja los corazones de aquellos que habían provocado tanto sufrimiento. Y la Muerte en Vida los saboreó durante mucho tiempo pues no toma las vidas rauda como sus hermanas, sino que las pudre lentamente y los que quedan bajo su égida son muertos que caminan, sin encontrar sabor en la sal ni frescor en el agua, y el amor les duele y no les consuela, y el rencor los consume pues no hay bondad en su pecho.

Y así muchos vivieron por largos años y, aunque la Hermana Mayor volvió siempre puntual a por cada uno de ellos como hace siempre, muchas tumbas evitaron llenarse antes de tiempo, pues las hermanas menores temen a los pájaros por alguna secreta discordia, y no entran en su reino.

Y, aunque nos gustaría decir que los graneros siempre estuvieron llenos y las maromas siempre fuertes, y que nadie terminó sus días pudiendo evitarse, los hombres son volubles y, lo único que puede decirse de ellos es que a menudo corren el peligro de olvidarse. 


Y es por esto que se cuentan los cuentos.

martes, 19 de junio de 2018

¡HEY-HO!


Hace hoy exactamente un mes, estaba a la orilla del mar, despidiendo un barco en el que viajaba una persona a la que quería mucho. Se dijeron palabras muy solemnes y corrieron las lágrimas, tan saladas.
Cuando me quedé solo, y a pesar de todas las formas poéticas posibles, lo unico que tenía en la cabeza era una vieja canción de piratas. No sé por qué, y hasta me avergüenza un poco, como si todo el mundo hubiera traido un paño negro y tú un ala de cuervo. Pero me gustan más lo cuervos que el paño. Y las canciones, aunque sea para despedirse.

Aqui la teneis. Por si alguna vez teneis que despediros de alguien al que querais mucho.




The ships leaving (Shanty)
(La partida de los barcos)

Los barcos han zarpado (¡A lo lejos! ¡A lo lejos!)
Y los que quedamos en tierra
navegamos un mar de lágrimas.

Los barcos han zarpado (¡Que Dios los bendiga! ¡Que Dios los bendiga!)
Y se llevan en la bodega
lo que extrañaremos largamente.

Bailad, amigos, una canción triste,
de pasos lentos y miradas llorosas.
Los barcos se alejan
y nosotros seguimos aquí bailando.

Los barco han zarpado (¡Levad el ancla! ¡Levad el ancla!)
A los vientos que los empujan
los odiaremos por siempre.

Los barcos han zarpado (¡Hey-ho! ¡Hey-ho!)
Esos mismos vientos
nos empujarán a nosotros un día.

Cantad, camaradas, una canción triste,
de música lenta y acordes llorosos.
Los barcos se alejan
y nosotros debemos seguir tocando.

Los barcos han zarpado (¡Desplegad la vela! ¡Desplegad la vela!)
Que el dolor que nos dejan
se convierta para ellos en buena ventura.

Los barcos han zarpado (¡Por allí resopla! ¡Por allí resopla!)
Ya no se los ve a lo lejos
y todo el ron del mundo no puede ahogar nuestra pena.

Bebed, compadres, un trago triste,
escanciado lento y sin alegría en el vaso.
Los barcos se alejan
y nosotros tenemos que seguir bebiendo.

Los barcos han zarpado (¡Tierra a la vista! ¡Tierra a la vista!)
Que el mar les pague con oro
todo el bien que nos hicieron.

Los barcos han zarpado (Arú! Arú!)
Que lleguen a tierras más verdes
y que Dios les bendiga.

viernes, 23 de febrero de 2018

Butterflies


"El sol iluminaba tenuemente mientras el frío invernal se derretía en el aire. Govel y la pequeña caminaban despreocupados por un camino terroso silbando cancioncillas que improvisaban sobre la marcha. De pronto, Govel se detuvo y fijó la vista delante de ellos. La niña siguió su mirada hasta descubrir una lejana mosca de la mantequilla posada sobre un arbusto y, al pie, un gato que se acercaba sigilosamente. Como un rayo, Govel echó a correr agitando los brazos frenéticamente y haciendo ruidos estrambóticos: "¡Ey! ¡Ho! ¡Lolololo! ¡Grrr! Tcht! ¡Chas! ¡Ruuu-Ruuuu! Sin embargo estaba demasiado lejos y el gato ya se aprestaba a saltar sobre la pequeña mosca. Entonces Govel-Gobb tomó una piedra del camino y la lanzó con tal puntería que acertó al gato en el aire haciéndolo caer a un lado muy enfadado.
-¿Por qué has hecho eso, Govel? -le gritó la niña corriendo hasta su altura.
-¡Iba a comerse a esa mosca de la mantequilla!
-Bueno ¿qué importa? ¡Los gatos comen eso, y muchas cosas más! Pobre gato -dijo ella, compasiva-. Me gustan los gatos.
-Ah -suspiró Govel-Gobb, el del sombrero de mirlo- déjame que te cante una canción que escuché hace mucho tiempo y que me da ánimo siempre que veo una de esas moscas tan hermosas revoloteando. Por cierto ¿sabías que en otros lugares muy lejanos las llaman de otra manera?
-¿Sí, pues cómo?
-Mariposas -respondió el- y tomando su pequeña lira le cantó esta canción.

Las moscas de la mantequilla
traen fatigadas los colores del verano:
Dorado y azul sobre las alas.
Cabalgan la brisa cálida,
guardan la luz de la larga tarde,
y mueren, como todos,
en el deseo incandescente de un beso.
Las moscas de la mantequilla
traen fatigadas los colores del otoño:
Pardo y ocre sobre las alas.
Recogen la luz cenicienta del día,
aventan los sueños que no cumplió el Estío
y duermen, como todos,
antes de que el frío hiele sus alas.
Las moscas de la mantequilla
no visten la nieve ni la escarcha en Invierno:
Su blanco es el de los tulipanes.
Son enemigas del gris y la ceniza,
la tormenta las barre y las lleva soñando
-como a todos-
al lugar donde duermen las hojas.
Las moscas de la mantequilla
vuelven cada año en Primavera:
Verde y Púrpura en las alas.
Bailan su danza con el viento,
cantan la canción que despierta la savia nueva
y me recuerdan, como a todos,
que toda tristeza es pasajera.

Y después de esto, y porque no quería rencillas con el pueblo nocturno, Govel le arrojó un trozo de cecina al gato que merodeaba por allí, observándolos rencoroso.

jueves, 1 de febrero de 2018

El complicado arte de fabricar pan.





MUELE LA HARINA.

Tienes que tomar el grano, sembrar el grano,
arañar la tierra y lastimar algo para que algo crezca.

Muele la harina, muele la harina, y canta al son.

Recorrer muchos caminos, llorar bajo muchos soles,
hacer el surco, regar el surco, dejar el surco.
Correr bajo la lluvia y también alimentar el fuego.

Muele la harina, muela la harina y canta al son.

Irse lejos, volver a casa, olvidar y recordar,
escuchar como crece la raíz que no puede verse,
el grano que asciende para la piedra del mundo,
el polvo surgido de los huesos de las horas.

Muele la harina, muele la harina y canta al son.

Bailar bajo la luna, tocar el tambor,
cantar la ultima canción para las espigas.
Llevar la ofrenda al molino,
moler la Juventud para hacer buen pan
y que todo se vuelva blanco.

Muele la harina, muele la harina y canta al son.

Tomar de los años la resina espesa
para que suba la mezcla, para que tome pujanza.
Quemar los leños, sudar y sudar en el fuego lujurioso,
arriba, arriba, moler y moler para el pan de mañana.
Dejar en el fondo la ceniza de la memoria
y soplar, soplar cuando todo termine.

Muele la harina (para que seamos viento)
Muele la harina (para que no seamos nada)
y canta al son (para que alguien nos recuerde)




martes, 2 de enero de 2018

HECHIZO (Trollabundin)




El 2018 se presenta lleno de nuevos proyectos e intenciones, varios de ellos relacionados con el blog y las redes sociales. Es el futuro, supongo. Pero cuando esa idea cruza mi mente, encuentro esta canción y solo quiero volver doce siglos atrás, a tierras llenas de árboles y trolls escondidos. Donde los "Me gusta" no signifiquen nada, y tenga más valor el fuego que arde que el numero de seguidores.

Imagino que habrá que buscar nuevos trucos para viejos hechizos, y que la Magia permanezca.

Espero que me acompañeis, sea cual sea el camino.


Empecemos el año con algo de Brujeria.


Hechizada

Hechizada estoy,
El hechicero me ha encantado, me ha encantado,
Hechizada desde lo más profundo de mi alma
En mi corazón arde un provocativo fuego, un fuego provocativo.
Hechizada estoy,
El hechicero me ha encantado, me ha encantado,
Hechizando la raíz de mi corazón, la raíz de mi corazón
Mis ojos observan fijamente hacia donde el hechicero estuvo.




lunes, 1 de mayo de 2017

HADAS 2.0



Hay actualmente un cierto movimiento de opuestos respecto a los cuentos de hadas que no deja de resultarme curioso: por un lado, lentamente, el género de los cuentos de hadas va encontrando valedores que lo rescatan, lo lustran y lo elevan al sitial alto que merece, alejado de la literatura infantil y las concepciones simplistas (baste fijarse en las recientes antologías de cuentos de las editoriales Zorro Rojo, Libros de las Malas Compañías o Impedimenta). Por otro, la perseverancia de los que lo siguen asociando con películas en color pastel e historias para niños.

El cuento de hadas, que tiene más que ver con nuestros temores íntimos, nuestras esperanzas, nuestros miedos y nuestros deseos más profundos, se había visto recluido, sin que nadie le preguntara, a los dormitorios infantiles.
Con la moderna revisitación de los géneros, el cuento de hadas vive un pequeño florecimiento: desde autores que quieren "modernizar" los cuentos tradicionales a los que escriben nuevos cuentos que llamaremos..."actuales".

En los primeros no me detendré y sólo les desearé el Mal.
Pero sí me apetece dedicar unas palabras a los segundos: Empiezan tener cierta presencia en las novedades editoriales de fantasía las historias relacionadas con hadas, o más bien, con el mundo de Faërie. Hasta ahí, estupendo. El problema es cómo anuncian estos libros las editoriales que los publican. A la luz de cómo los promocionan, el desconocimiento del género, el afán de marketing o el alocado deseo de crear una falsa novedad es irritante.

Cada vez que leo la solapilla de turno que me promete ver "las hadas como no las he visto nunca", o "las hadas han dejado de ser buenas" o "Un cuento de hadas políticamente incorrecto" o "una historia de hadas del siglo XXI..." o "un cuento de hadas escrito para adultos" como el equivalente a incluir en la historia personajes complejos u oscuros, no puedo dejar de mover la cabeza y pensar que el que lo ha escrito no tiene ni idea de lo que es un cuento de hadas, ni de lo que es Faërie (o quiere vendérselo a alguien que no tiene ni idea de lo que es un cuento de hadas o Faërie).

PORQUE LAS HADAS NUNCA HAN SIDO NI BUENAS, NI AMABLES, NI INFANTILES.

Me irrita que se venda eso como un rasgo de modernidad o innovación cuando está en el ADN del cuento de hadas. Y me irrita porque el lector que crea que eso es nuevo, deduce por tanto que lo anterior era lo contrario: hadas bondadosas, dulces y un pelín bobas.
Hace 70 años que ya esta idea viene molestando a los amantes de los cuentos de hadas. Para muestra un botón: los enanos de Disney ya irritaron a Tolkien y a C.S. Lewis cuando vieron Blancanieves.

El problema de vender las actuales historias de hadas como novedad, porque las hadas son malvadas o egoistas (o simplemente complejas) o porque  se tratan temas como la sexualidad o la madurez es que se eleva a canon la idea de que los tradicionales son tontos, simples y aniñados.

En las historias de Faërie, a menudo el Reino de las Hadas es llamado el Reino Peligroso, un lugar donde hay que temer y donde fácilmente puede uno perderse o morir. Las hadas son criaturas amorales y egoístas porque no se comportan bajo los parámetros humanos. Arruinar la vida de una persona alejándola para siempre de su familia puede ser para ellas una broma divertida.
El miedo al mundo de las hadas proviene de que es un mundo DESCONOCIDO y esa es su esencia. Dunsany lo explicita magníficamente en "La hija del rey del País de los Elfos" cuando se refiere a las tierras de los hombres como "las tierras que conocemos", porque lo que hay más allá es misterioso, desconocido y sobre todo PELIGROSO.

No puedo sino felicitarme de que el género fantástico empiece a recuperar lentamente el interés por los cuentos, los grandes olvidados y acaso, los huesos con los que se ha formado la Fantasía.

Bienvenidas actuales novelas o cuentos de hadas: hablad de ellos y decid que son maravillosos, emocionantes, preciosos... convenced al lector de lo increíble que va a ser su lectura.

Pero no al precio de simplificar a todo un digno, anciano y venerable género, que ya ha sido bastante maltratado.


jueves, 27 de abril de 2017

TRES HURRAS POR LOS MUCHACHOS



Para lo que yo busco en la Literatura me considero un escritor con suerte: Cuando escribía sin publicar, mis cuentos siempre eran recibidos con enorme cariño por mis amigos y cuando finalmente Cápside convirtió esos cuentos en un libro, una pequeña y animosa troupe de lectores ha permanecido fiel devolviéndome más cariño si cabe del que yo les puedo dar.

Aquellos que están en esto ya saben cómo suele funcionar un libro: sale, es novedad, se mueve un tiempo y salvo los grandes, va muriendo lentamente y bajando al fondo del lago donde -como decían los Gabinete- "reposa con otras suertes, con otras muchas suertes, que resbalaron como un pez"

Yo creo que allí está ahora nuestro "Reyes de aire y agua": tranquilo y feliz junto al rey de los sapos, en el mullido cieno verde de la misión cumplida.

Bueno, eso creo yo.

Pero para mi sorpresa siempre hay un leve movimiento en la superficie, en el último año no pasa un tiempo largo en el que no tenga que responder que ya es muy difícil comprarlo en papel a personas que me preguntan donde pueden conseguirlo. A veces son amigos, a veces son desconocidos, y anteayer la flamante editora de Kelonia Editorial me dijo que un chico había preguntado en su stand de la Feria del Libro si lo tenían. Lo mandaron a Manhattan Cómics, que parece que les quedaba alguno, porque Carmen es un sol.
Hoy un amigo me wasapea desde Talavera de la Reina y me dice que le está preguntando a un librero de allí y que por no aparecer, el libro no aparece ni en la base de datos. No que esté agotado, sino que "no aparece" siquiera. Y mi amigo me escribe y me pregunta que donde lo puede encontrar. Y yo le digo una vez más que es difícil ya encontrarlo en papel y que voy a ver qué puedo hacer.
Y cuando al final uno ha dicho muchas veces: lo siento, está muy difícil de conseguir, lo que se le viene a la boca es un "Chicos, gracias. Sois maravillosos": Los amigos de siempre y los lectores nuevos que se han terminado convirtiendo en amigos. Somos pocos pero somos de los buenos.

Así que, con el corazón tierno por estas cosas, he escrito una breve canción para la gente que sigue manteniendo vivas las historias de Reyes de aire y agua.
Para darles las gracias, para que sepan lo mucho que significa su apoyo y sus opiniones cuando me dicen lo que ha significado para ellos leer el libro.

Gracias muchachos, sois los mejores.


Jesús.-

Tres hurras por los muchachos.

Tres hurras por los muchachos
que trajeron el carbón mientras afuera nevaba,
que alzaron la copa y brindaron a tu salud,
que empujaron cuando te sentaste a descansar.

Tres hurras por los muchachos
que te mantuvieron en pie tras una borrachera,
que desafinaron contigo para que no cantaras solo,
que te llamaron “idiota” cuando todos te daban la mano.

Tres hurras por los muchachos
que mantuvieron encendido el candil,
viva la esperanza y ancha la sonrisa:
Que Dios los bendiga con pintas de cerveza.

Y tres hurras por los muchachos
que no te dejaron caer,
que no perdieron la fe,
y que nunca tenían bastante.

Tres hurras por los buscadores de perlas,
por los cazadores de estrellas,
por la vieja y la nueva guardia.

Hip-Hip Hurra!

Hip-Hip Hurra!

Hip-Hip Hurra!


Córdoba. 28 de Abril de 2017








lunes, 9 de noviembre de 2015

UNA CANCION DE GOVEL GOBB



Esto de que determinadas canciones te traigan poemas a la cabeza me recuerda una pequeña encuesta que hizo hace un tiempo la señorita Gabriella Literaria sobre qué música escuchábamos los escritores a la hora de ponernos a escribir.
Eso me ha hecho caer en la cuenta de que tengo bastantes canciones, escritas al calor de otras canciones que he oído, las cuales me encanta compartir con los amigos en una suerte de mezcla entre escritor y discjockey.
Así pues prepárense para otra breve velada literario-musical de la mano de su DJ-storyteller preferido.
En este caso de la mano de "El viejo del mar" interpretado por los maravillosos Baby Gramps, y de la pluma de este que les escribe: una canción de Govel Gobb.

En fin, Gabriella, llego tarde pero aqui tienes mi pequeña aportación musical.

¡Dadle al play!


Govel Gobb and the Sea Stone
-Govel Gobb y el guijarro marino-

Allí junto a la orilla
se sentaba Govel Gobb
con un guijarro en la mano.
Lo lanzaba y lo recogía
hasta que cansado del juego
lo arrojó lejos con un mohín.

Una gaviota le dijo:
¿Qué esperas arrojando un guijarro al mar,
Govel Gobb, el del sombrero de mirlo?

Y Govel Gobb dijo:
Una vez tuve un amigo,
jugamos shinty un millar de veces,
pero un día se alejó:
Cuando ese guijarro vuelva del mar
espero verlo de nuevo.

Allí junto a la orilla
se sentaba Govel Gobb
con un cobre en la mano.
Lo pasaba de un dedo a otro
hasta que cansado del juego
lo lanzó lejos arrugando la nariz.

Un cangrejo le dijo:
¿Qué esperas lanzando un cobre al mar,
Govel Gobb, el del sayo raído?

Y Govel Gobb dijo:
Una vez tuve unas botas de cuero verde.
recorrí con ellas muchos caminos
pero un día las perdí, tras una borrachera:
Cuando esa moneda me traiga el mar
espero que alguien me las devuelva.

Y allí junto a la orilla
se sentaba Govel Gobb
con una concha en la mano.
La acercaba a su oído y sonreía
hasta que cansado del juego
la arrojó a las olas con fuerza.

Un pequeño pez le dijo:
¿qué esperas tirando una concha al mar,
Govel Gobb, el de la hoja de alerce,
no sabes que el mar está lleno de conchas?

Y Govel Gobb dijo:
Una vez tuve un amor,
nos besamos en cada cruce de caminos
pero un día se fue tras las hojas de otoño:
Si el mar me devuelve esa concha
tal vez la vea de nuevo.

Y dijo el pez:
Yo puedo traerte una de esas tres cosas
porque eres Govel Gobb,
y tienes el corazón triste:
Elije una de ellas y las olas serán generosas.

“De las tres cosas quisiera
-dijo Govel Gobb, el del cuchillo oxidado-
mis botas de hermoso cuero
porque tengo camino por delante
y nada a mi espalda.”

Y el pez se fue nadando
y Govel Gobb bailó para él una danza
hasta que el sol trajo la luna
y entonces se alejó
aún saltando, a veces bailando,
y siempre - siempre - cantando.

Córdoba

09 de Noviembre de 2015.

lunes, 28 de septiembre de 2015

UN RATÓN CORRE A TRAVÉS DE UN PRADO




El pasado Julio tuve ocasión de viajar a Alicante para ver la impresionante exposición dedicada a Tolkien ubicada en el Castillo de Santa Bárbara.
Aunque llevaba tiempo queriendo verla, el motivo principal fue asistir al concierto que los Innerlands ofrecían en el castillo presentando las canciones de su último disco y la esperanza de compartir, aunque fuera durante los ensayos, un ratito de bodhran con mi amigo Martín.
Como Martín es de pecho ancho, me prestó uno de sus tambores y allá que nos pusimos a tocar el cuero y la madera, ya ustedes ven:


(El que tiene la pipa en la boca, y cara de felicidad, es un servidor)

Cuando terminé de tocar, allá los dejé aún un rato más ensayando temas y me senté a la sombra de un árbol próximo a disfrutar de la música hasta que empezó a cantar Amanda y las palabras se agolparon en mi cabeza, como me pasa tantas veces con los Innerlands, y tuve que pedir velozmente un bolígrafo y garrapatear una canción al hilo de lo que me dictaba la música.

Y en mi cabeza, veía un pequeño ratón en un mundo ancho y lleno de espinas y zarzas. Un ratón solo frente a todos los peligros de un bosque: halcones, gavilanes, zorros y trampas... un ratón que intentaba valientemente cruzar un claro.
Y en mi corazón surgió un exclamación: "Corre, muchacho, corre, déjalos atrás a todos. Demuestra que eres mejor que ellos."
Y mi corazón estuvo del lado de todos los ratones que afrontan un mundo enorme y lleno de amenazas, de desánimos, de desesperanzas, de tristezas.
Y me dije para mi: "Corre, ratoncillo, corre. No dejes que puedan contigo."

Y así, medio asustado por la carrera y medio exultante por el pequeño triunfo que es vencer un día más al mundo, escribí esta canción cuando ya el mar me anegaba los ojos.

Para Amanda, que cantó la canción.
Para Martín, que me prestó su tambor.
Y para los Innerlands, por la Magia.


Corre, ratoncillo, corre

Corre, ratoncillo, corre.
Cruza el prado bajo alas de muerte,
huye del halcón, la lechuza y el cárabo.
Corre, ratoncillo, corre:
Corre bajo la luna de plata.

Corre, pequeña centella.
Mira al cielo sin miedo en los ojos.
Corre como el viento, sin ser visto.
Corre, ratoncillo, corre
y vive para ver otro día.

Déjales atrás a todos:
A la Pena, al Pesar y a la Desesperanza.
Déjales atrás con alas en la patas
y rie, ratoncillo, rie
en la cara del halcón que porta miseria,
bajo las anchas alas de la Tristeza.

Corre, ratoncillo, corre.
Veloz, pero nunca asustado:
Corre más rápido que el Infortunio.

Pero corre, ratoncillo, corre:
Raudos, nuestros corazones escapan contigo.

Castillo de Santa Bárbara

Alicante. Jul-15.





lunes, 14 de septiembre de 2015

Algunos Hombres Buenos

"Memor senior, totus palma est volátilis"
("Recuerda, señor, que toda gloria es efímera")



Tenía en mente varias entradas que debería estar escribiendo antes que ésta: entradas meditadas y reflexivas sobre literatura y cuentos, pero esta mañana he asistido en directo a una curiosa conversación que me ha hecho saltar de la butaca.

Si por gruñón entendéis una persona que nueve de cada diez veces dice que lo que ve no le gusta, podéis considerarme un gruñón. Mis amigos lo hacen, no preocuparos por ello.

Yo, sin embargo, lo veo de otro modo: no es culpa mía que la mayoría de lo que se publica de unos años acá en editoriales grandes sea de una calidad aborrecible.
Durante un tiempo tuve mis dudas -¿Seré yo, Señor? ¿Seré yo?- pero de un tiempo a esta parte vengo leyendo en blogs y tuits voces sinceras, formadas y con criterio profesional quejándose amargamente de lo mal que eligen y publican editoriales que por su tamaño deberían aspirar, como poco, a la profesionalidad.
"¿Cómo este engendro de libro puede ser el lanzamiento estrella de este año?" Es la pregunta que me hago con más frecuencia de lo que quisiera. Y, por supuesto, un gran lanzamiento no es nada sin una cohorte de blogueros, youtubers, y reseñadores haciendo coro y glosando las (supuestas) bondades del libro que toque.

Hace poco charlaba con la Sta. Gabriella Literaria en animada conversación via Facebook sobre si leer cualquier libro, por malo que sea, era mejor que no leer nada. Es decir, que publicar best-sellers como churros, con argumentos repetidos ad nauseam, o con personajes más tontos que comer tierra podría tener como valor el hecho de que, aún con libros de baja calidad literaria, se ganaría para la lectura a un público que no iba a venir de la mano del Ulises de Joyce.
Yo argumenté que los libros malos son el equivalente literario a las hamburguesas: son fáciles, se comen rápido y no hace falta educar el paladar para disfrutarlas -traigo la comparación con las hamburguesas por una razón que luego verán.-

A poco que ustedes se muevan por los entresijos literarios y de los suplementos culturales se darán cuenta de que una reseña honrada no es tan fácil de encontrar como parece. No digamos que es siempre puro interés pero como -a diferencia de lo que se dice, cada hombre no es una isla- es fácil tener un amigo, un conocido o una editorial con la que uno no quiere enfadarse, la sinceridad no siempre reluce tanto como uno esperaría.
Os confieso que si algunos amigos míos me hubieran pedido una reseña sobre sus obras me hubieran puesto en un serio compromiso. 
Así pues quien encuentra un blog, un periodista o un reseñador con el criterio suficiente para hacer una crítica respetuosa y fundamentada, y sobre todo, sincera, puede decir que ha encontrado un tesoro.

Porque en este mundo se ve de todo: escritores que crean perfiles anónimos para elogiar sus propios libros, competidores que los crean para dar votos negativos a los libros de otros, blogueros y booktubers que con la mejor intención -y peor formación- ponen como un dechado de originalidad y maravilla libros más malos que la tiña y haters profesionales que sólo hacen que rebuznar -verán que lo de "haters" tampoco lo he traído a colación porque sí-.

¿Es esto la enésima critica contra los blogueros y reseñadores? Pues mire, no.

Esto es una crítica contra los escritores.

Leía esta mañana a través de twitter que el blog "Donde acaba el infinito" había posteado una reseña (dura, ya lo advertía su autor) sobre la novela "Puerto escondido" de María Oruña. 
Bueno, hasta aquí nada llamativo. Otro libro, otra reseña. Ni siquiera parecía un libro de género fantástico, que es donde yo tengo un mayor interés, pero como he conocido el blog hace poco, decidí echarle un vistazo -y vosotros podéis hacer lo mismo aquí-.

Ya el autor advierte que no ha podido pasar de las 100 primeras páginas, y desglosa -citando el texto original de la novela- las carencias que a su parecer padece. Sin palabras intensas, sin descalificaciones gratuitas: argumento y cita, y que el lector vea.

Como no me he leído la obra de la Sra. Oruña no estoy en disposición de afirmar si la reseña es errónea o acertada, pero es respetuosa y documentada (la gente confunde el respeto con el halago, y la crítica con la acritud) así que ahí debería haber terminado el asunto

...que no ha terminado por las respuestas que la escritora le ha dado a la reseña:

Qué riquiño,mi primer hater.Con sólo 100 pág. la reseña te ha quedado floja.Otra vez afila un poco más.Saludos!

Con 100 pág. no hay rigor,ni profesionalidad.Si reseñas,lee.Si prejuzgas,no lo hagas.Fácil.



Y eso sí me que me ha hecho escribir este post: ¿"Hater" alguien al que no le ha gustado la novela y cita ejemplos para argumentar su opinión? ¿Diminutivos condescendientes en vez de refutaciones serias? Parece que en este caso la que no da el nivel es la escritora y no el reseñador.

Los tuits rezuman ego por los cuatro costados.

Y yo me pregunto si no tendremos los escritores la responsabilidad de ser sinceros con nosotros mismos: una editorial importante coge tu libro, decenas -si no cientos- de personas alentadas, o no, por la editorial dicen que tu libro es lo mejor que han leído en su vida. Y tú empiezas a creer que eres la siguiente Emily Bronte.

Temo que la maquinaria editorial nos esté haciendo daño a los escritores, si te repiten el número suficiente de veces que tu libro es estupendo pensarás que el que no lo vea así es un "hater", un idiota, un troll, yo que sé, alguien que te tiene manía.

Pero tal vez, y sólo tal vez, tú libro es malo; o no es malo, pero es "mejorable".

Y si alguien adelanta el pecho a las balas y te dice educadamente "esto no lo has hecho bien", tal vez, y sólo tal vez, con algo de inteligencia eso te sirva para que el próximo sea mejor.

Por eso necesitamos criticas sinceras, porque las grandes editoriales no quieren buenos libros, no quieren buenos lectores, lectores exigentes. Un lector exigente hace más difícil el trabajo de una editorial grande. Mejor lectores que traguen con todo, mejor lectores que coman hamburguesas: los filetes son caros, las hamburguesas baratas. ¡Hagamos que coman hamburguesas! ¡Vendamos hamburguesas!

Por eso necesitamos blogs sinceros, por eso debemos defender las criticas constructivas y honestas: sí, aunque señalen nuestros defectos.

Por eso necesitamos un puñado de hombres buenos.